Índice
1. Introducción
Este es el primer artículo teórico de nuestro monográfico dedicado a La clasificación como técnica de estudio. A continuación, por si necesitas consultar otros contenidos, te mostramos los enlaces al resto de artículos: Elementos de la clasificación (Teoría 2) y Los tipos de estrofa (Práctica 1).
2. Definamos clasificar
En general, podemos decir que clasificar es organizar algo por clases; y la clasificación es la acción y el resultado de clasificar. Sin embargo, nosotros vamos a contemplar la clasificación como algo más complejo, que implica manejar con soltura los conceptos que estudiaremos Elementos de la clasificación. Para realizar una correcta clasificación antes de nada debemos observar las características del grupo de cosas a ordenar y efectuar comparaciones; luego tenemos que definir unas variables que estructuren la clasificación, crear unas clases escogiendo sus características esenciales y asignar los elementos a cada clase, etc. La lista no acaba ahí, también podríamos, por ejemplo, reflexionar sobre si la clasificación cumple la función para la que fue realizada.
3. La clasificación como técnica de estudio
De esta forma, concebimos clasificar como un proceso flexible que incluye una etapa de planificación, una de ejecución y una de evaluación. Durante la etapa de planificación tenemos que fijar los objetivos; definir el conjunto de elementos a ordenar, lo que, a su vez, hará necesario determinar las primeras características esenciales; o, por ejemplo, elaborar unos protocolos de observación y comparación. En la etapa de ejecución, primero observaremos atentamente cada elemento, anotando las características que vayamos encontrando; luego habrá que decidir cuáles serán los las variables que intervendrán en la comparación, y en el orden en el que las iremos aplicando… Y en la etapa de evaluación deberemos valorar el proceso, proponer alternativas para la fase de ejecución o reformular la planificación, etc.
Nos parece importante hacer hincapié en algo que señalamos en el párrafo anterior: proceso flexible. Es de vital importancia no entender las etapas como sucesos aislados, con un origen inamovible y dispuestos de forma consecutiva, sino como acciones cíclicas, interdependientes, que pueden actualizarse y modificarse en diferentes momentos.
Así, cuando utilicemos las clasificaciones con fines didácticos, normalmente arrancaremos con la fase de ejecución (y en esta se centrará la mayor parte de la actividad clasificatoria). Luego, con el tiempo, iremos realizando actividades de evaluación, que, a su vez, conducirán a la reelaboración de las clasificaciones realizadas y, finalmente, a la configuración de estrategias clasificatorias. Es decir, a través de la experiencia y reflexionando sobre esta, construiremos nuestros modelos para realizar clasificaciones. Después, la evidencia de que hay diferentes formas de clasificar nos llevará a plantearnos la tarea de intentar escoger, a priori, la forma más adecuada de hacerlo. Y esto, unido a la paulatina conceptualización de la clasificación como un proceso complejo, desembocará en la necesidad de empezar la actividad de clasificar con una planificación de todo el proceso.
4. La clasificación como concepto dual
Se observa, pues, que la etapa de evaluación requiere la existencia previa de una etapa de ejecución, y la de planificación una dilatada experiencia en las anteriores. ¿No contradice esto nuestra concepción de estas fases como hechos no consecutivos? Como veremos a continuación, son argumentos que podemos armonizar si tenemos en cuenta el funcionamiento del pensamiento humano y la finalidad didáctica de este artículo.
Debemos entender la clasificación como un concepto dual:
• Un proceso mental básico donde la evaluación y la planificación son reguladores metacognitivos.
• Una técnica de estudio, en la que, para una satisfactoria praxis, se sigue un protocolo definido: primero se planifica, luego se ejecuta (se clasifica) y finalmente se evalúa.
De esta forma, cuando comencemos a enseñar la clasificación, la evaluación y la planificación serán opcionales, y la actualización de estas dependerá de las habilidades mentales de cada alumno. Sin embargo, con el paso del tiempo, el alumno deberá hacer uso de ambas en sus dos vertientes, es decir, como reguladores metacognitivos y como fases estructuradoras de una técnica de estudio.
5. La clasificación jerárquica
Existen diferentes tipos de clasificaciones, sin embargo, nosotros nos centraremos únicamente en la denominada clasificación jerárquica. En un sentido amplio, cualquier clasificación, por muy sencilla o compleja que sea, incluye de forma implícita al menos una clase superior o superclase, donde se define el conjunto de elementos a clasificar, y de la que dependen las demás. Así, una clasificación de vehículos implica la creación de una superclase definida, obviamente, por las características esenciales que definen un vehículo. Es decir, en todas las clasificaciones existen relaciones jerárquicas. Desde este prisma, podemos considerar la organización jerárquica como un atributo de cualquier clasificación. Sin embargo, en la práctica solo se consideran clasificaciones jerárquicas aquellas en las que esta organización es extensa y un rasgo fundamental de su estructura.
La jerarquía es, entonces, el principio estructurador de la clasificación, la forma en la que se disponen y relacionan las clases dentro de esta. ¿Y en qué consiste este tipo de organización? Principalmente, consiste en incluir unas clases dentro de otras. Esto se realiza a través de en un proceso sencillo que comienza señalando las características esenciales que definen la superclase o clase superior a todas, que, además, es la que utilizamos para nombrar la clasificación (por ejemplo, clasificación-de/superclase vehículos). Esas características esenciales estarán presentes en todos los elementos incluidos en la clasificación. Las siguientes clases se constituirán determinando primero una única variable en esta superclase, donde estarán incluidas y con la que tendrán una relación de dependencia. Luego, en cada una de estas clases “hijas” se podrá, a su vez, determinar una variable y continuar con un proceso que va desde lo general a lo particular, cuya estructura puede plasmarse visualmente, por ejemplo, a través de un diagrama forma de árbol.

Cada clase es definida por una serie de características que son compartidas por todos los elementos pertenecientes tanto a esa clase como a las clases que dependan de esta. Por su parte, las variables señalan en una determinada clase un tipo de característica en la que difieren algunos elementos de dicha clase. Es decir, las clases establecen las características que comparten los elementos y las variables las que los diferencian.
6. Bibliografía
García-Huidobro, C. (1999). A Estudiar se Aprende. México, D. F.: Marcombo.
Martín del Buey, F., Martín Palacio, E., Juárez, Á., & Fernández Zapico, A. (2005). Técnicas de estudio sistematizadas. Universidad de Oviedo. Cátedra de Psicología Evolutiva y de la Educación.
Megía Fernández, M. (Ed.). (1999). Proyecto de inteligencia «Harvard». Madrid: Ciencias de la Educación Preescolar y Especial (CEPE).
Navarro, F. (2003). Clasificación. En La enciclopedia (Vols. 1–20). Madrid: Salvat.
RAE. (2016). Clasificar.
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