Las cucarachas atesoran la fama de ser los únicos animales que sobrevivirían a un holocausto nuclear. Sin embargo, si bien son unos de los animales más resistentes de la Tierra no ocupan el lugar más alto del pódium. El campeón de campeones es el tardígrado, un invertebrado microscópico de apenas medio milímetro de largo que ha salido victorioso de las 5 extinciones masivas sucedidas hasta ahora en nuestro planeta.
El oso de agua, como comúnmente se le conoce, es parecido a un muñeco de Michelín al que le hubieran crecido cuatro extremidades más. Está recubierto por una cutícula externa, rasgo que comparte con otros panartrópodos, que puede ser de una gran variedad de colores. Carece de sistemas circulatorio y respiratorio, pero sí tiene sistemas nervioso, excretor y reproductor.
La mayoría de tardígrados viven en la película de agua que recubre los líquenes, helechos y musgos. También habitan los mares, ríos y lagos; de hecho, hay pocos sitios donde no podamos toparnos con uno de estos fantásticos animales.
Su alimentación la conforman vegetales, algas, bacterias y otros invertebrados microscópicos, de los que extraen sus fluidos gracias a unos anillos dentados que tienen en la boca y a los poderosos músculos de su faringe, que le confieren una tremenda capacidad de succión.
Pero las características más asombrosas del tardígrado son las relacionadas con su inigualable resiliencia. Como veremos a continuación, estos organismos logran mantenerse con vida en condiciones extremadamente adversas:
- Pueden prescindir durante años de comida y agua. Mediante la criptobiosis los osos de agua pasan a una especie de estado de animación suspendida.
- Aguantan presiones 6 000 veces superiores a la de la atmósfera terrestre.
- Toleran la inmersión en alcohol y éter.
- No tienen miedo ni del frío ni del calor, pues resisten temperaturas de – 200 °C y de hasta 150 °C
- Soportan el vacío espacial. En septiembre de 2007 se lanzó una nave rusa con una colonia de tardígrados a bordo, y como se comprobó a la vuelta de esta, no solo sobrevivieron, sino que mantuvieron la capacidad reproductiva.
- Ni tan si quiera la radiación puede con ellos, ya que siguen con vida tras ser expuestos a 5 00 000 rad (las cucarachas no soportan mucho más de 10 000 rad y los humanos menos de 500).
Así, no es de extrañar que la ciencia, en publicaciones como la que año pasado hizo la revista Scientific Reports, asegure que este animal podría superar cualquier catástrofe astrofísica.
De esta forma, a pesar de ser “solamente” un pequeño y lento bichito, el tardígrado es el animal más resistente de la Tierra, y la seguirá poblando mucho después de que los humanos emigremos a otro planeta o nos hayamos extinguido. Por tanto, serán ellos, y no las cucarachas, los únicos que disfruten en exclusiva de los ocasos finales de nuestro Sol.
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